"Compré el cristal, ¿y ahora qué?"
¿Alguna vez te has preguntado esto o algo parecido? Créeme, absolutamente todo el mundo lo hace, y es bueno que lo hayas hecho, porque con esto has dado el primer paso hacia una relación estrecha y duradera entre tú y tu cristal.
Los cristales personales son tu compañero diario. Si lo guardas en casa o lo llevas contigo y lo limpias periódicamente, enriquecerá tu vida con energía que canalizará desde el universo solo para ti.
El cristal que recibes ya está limpio y cargado energéticamente. Cada conexión es específica y cada persona suele tener su propio ritual (consciente o inconsciente) cuando consigue algo que ha comprado. Te recomendamos que cuando sostengas la piedra por primera vez, cierres los ojos y la aceptes como propia. Puedes hacer esto de varias maneras: puedes decirle algunas palabras de bienvenida, puedes besarlo o simplemente abrazarlo. Repita también esto después de cada limpieza/carga.
Los cristales absorben con el tiempo los restos energéticos de las intenciones procesadas, por lo que tiene sentido limpiarlos periódicamente. Podemos hacer esto de varias maneras:
1. Limpieza con incienso, generalmente quemando salvia blanca y/o Pala Santa.
2. limpieza con selenita
3. limpieza bajo el agua (precaución: no todas las piedras son aptas para el agua)
Además de limpiar, los cristales también están llenos de energía fresca. Algunos enfoques:
1. con el sol (tenga cuidado, no todas las piedras son adecuadas, ya que el color puede desvanecerse)
2. con luna llena
3. con selenita